miércoles, 14 de noviembre de 2007

Teresa ..... Cómo haremos para resucitarte ?



Ese día amaneció como cualquier otro, yo me iba a cortar el pelo y buscaba el tiempo para ir a la peluquería. Nada de lo que pensaba hacer era tan intrascendente como cortarme el pelo.
Fue ya en la tarde de un día de Octubre de 1996 cuando sentado en la espera para mi turno, una amable señorita me pasa para mi entretención una de las revistas típicas de peluquerías,,, ¡ claro, en esa época no había farándula ¡¡ , sin embargo, aparecían rostros del jet set criollo en portada. Una foto antigua llamó mi atención, una bellísima mujer de ojos claros y de mirada triste encabezaba un extenso artículo sobre una las más enigmáticas y desconocidas mujeres que tiene la narrativa chilena. Teresa Wilms Montt, poetisa, mujer, inteligente, atrayente y enigmática....cautivante.... Recuerdo que leí este artículo tan ensimismado, tan inmerso en ese tiempo que me ví a su lado.....a propósito recuerdan la película "Pide al tiempo que vuelva" con Christopher Reeves y Jane Seymour ......algo así me ví viviendo......... de verdad extraño.... Todo fue pasando .... y me ví haciendo algo inusual....arrinconado sin que nadie me viera arranqué las hojas del reportaje, cancelé mi corte de pelo...y caminé con mi tesoro rumbo a casa.
Hoy, ya sé quien es ella, sé de su vida y muerte. De mi delito,....hoy cuelga en mi escritorio un cuadro con la hermosa Teresa, era tan buena la resolución de la foto que la mandé a enmarcar. La otra foto, que también enmarqué, se la regalé a un amigo (Pablo Fuentes) para su taller de arquitectura. .....ya descansas Teresa ¿ cómo haremos para resucitarte ?

He leído que prontamente TVN hará una producción sobre su vida protagónizada por la actriz Francisca Lewin.

Comparto ahora con ustedes a esta maravillosa mujer....su belleza, historia....dolores ....y muerte.

Teresa Wilms Montt fue víctima del día, de la ciudad y el país en que nació, de su apellido, de sus ojos azules, de su sensibilidad, de sus dolores de cabeza, de su costumbre de fumar, de su costumbre por los barcos y por los hombres que intentaban traerla de vuelta al mundo. Fue victima de su poesía, de su diario, de sus pulseras, de un marido aburrido, de un amante impulsivo. Fue víctima de un terremoto, de París, de Nueva York, de Huidobro, de Buenos Aires, de sus zapatos finos, de sus institutrices, de sus clases de piano, de una madre de palo, de un padre de piedra. Fue víctima del inicio del último siglo, de las lunas que la trajeron, de su maternidad amordazada, del vuelo de los pájaros, y de las monjas.

Escribió ella en su diario...(muestro un extracto)

Sábado 29. Enero 1916
La mañana está preciosa. Su frescura ha calmado mis nervios, quebrados por el insomnio.Fui al jardín cuando el sol comenzaba a bostezar para levantarse: estaba todavía el suelo brillante con las perlas del rocío que había llorado la noche. Recogí un ramito de flores olorosas y después de dar unas cuantas vueltas, acariciando los gatos que dormían tendidos por allí, me volví a mi celda para rezar y escribir. Y aquí estoy.Recién se levantan las monjas a su tarea: las oigo afanarse en el corredor y en la cocina, ágiles, rebosantes de vida y de la santa tranquilidad que les da Dios.Anoche no pude cerrar los ojos; estuve nerviosísima, triste, con deseos de arrancarme al corredor para respirar aire puro. Prendí la vela a las dos de la madrugada y me puse a leer medicina hasta las cuatro y cuarto, hora en que bajé al jardín a medio vestir. Como de costumbre, mis pensamientos de anoche eran para Vicho. La hora, mi soledad, el estado de mi espíritu, hacían que lo recordase intensamente con ese delirio que me toma a veces, y me deja extenuada. Su retrato que está siempre bajo mi almohada cuando me retiro a la cama, fue anoche mi confidente. Hablé con él como si pudiera oírme, le dije las más suaves ternezas, los términos más agitadores que brotaban de mi corazónMi pasión es fatal e indomable. Inútiles son las secretas luchas de mi espíritu por dominarla. Ella triunfa de mí y me hace sentir su mordedura con toda la fuerza que ha adquirido en mi propio corazón.Soy una pobre mujer débil e incapaz. No quiero pensar en él y me convenzo de que el no querer mío es querer más, y me desespero de mi impotencia para vencerme.
Viernes 3 de marzo (1916)
El recuerdo de mi Jean no me deja un instante, lo llevo dentro de mi alma como el ser espiritual de ella misma. Lo amo mucho, profunda, inmensamente, pero en mí algo ha muerto... Una cuerda se ha roto, una fibra se ha trizado.Rezo y espero en Dios, pero nada para la tierra; mucho, mucho para el más allá y...¡Mis hijas! Mis purísimas criaturas de las cuales son tan indignas y despiadada madre. ellas que llevan la savia de mi ser, algo o todo de mi corazón! Las recuerdo, pero en mí hay algo más poderoso que la poderosa voz del amor materno, el amor a Jean! Imploro al cielo su bendición de ellas, y para mi la muerte si mi deshonra ha de hacerlas desgraciadas. En esta noche apacible y dulcemente triste, me parece que mis ruegos llegan más intensos y fervorosos a Dios. Llevan todo el dolor de mi miseria, y la cariñosa esperanza del perdón!

Su biografía
María Teresa de las Mercedes Wilms Montt, fue hija de Federico Guillermo Wilms y Brieba, y Luz Victoria Montt y Montt. Nació el 8 de septiembre de 1893, en Viña del Mar, y fue la segunda hija, de 7 mujeres.
A pesar de que se la educó para el matrimonio y la vida en la alta sociedad, desde pequeña manifestó su carácter rebelde y apasionado.
Se enamoró de Gustavo Balmaceda, con quien compartía la pasión por la opera. Se casó contra la voluntad de su familia, cuando tenía 17 años de edad, y a raíz de este matrimonio nunca más fue recibida en la casa paterna.
La joven pareja se trasladó a Santiago, donde el carácter artístico y sensible de Teresa se vio realizado en la activa vida cultural capitalino.
Su presencia social no pasó inadvertida y su marido comenzó a sufrir el dolor de los celos. Consecuencia de ello, empezaron también los problemas, los gritos, las peleas, los golpes y la bebida en exceso de él.
El 25 de septiembre de 1911 nació la primera hija del matrimonio Balmaceda Wilms, Elisa.

Masona y anarquista
Por razones de trabajo, la familia Balmaceda Wilms se trasladó a Iquique, donde residió entre 1912 y 1915. "Conocí lo que es para las mujeres de mi clase un misterio: la verdadera miseria material y moral... Mi alma, salió pura de la prueba, pero asqueada", diría Teresa más tarde.Se relacionó con feministas y sindicalistas, y una pléyade de reformistas, que ejercieron influencia en ella. Adscribió al pensamiento masón y anarquista, consolidándose su espíritu librepensador.Se inició en la política y comenzó a escribir con el seudónimo de Tebal en la prensa de Iquique.El 2 de noviembre de 1913 nació su segunda hija, Sylvia Luz.

El convento de la Preciosa Sangre
Posteriormente los Balmaceda Wilms regresaron a Santiago. Tras un viaje, Gustavo descubrió las cartas de amor que su primo, Vicente Balmaceda Zañartu, enviaba a su esposa.
Como castigo, Teresa fue recluida el 18 de octubre de 1915, en el convento de la Preciosa Sangre y apartada de sus hijas, las que pasaron a la tutela de sus abuelos paternos.
En la soledad del convento escribió su Diario Íntimo, e intentó suicidarse el 29 de marzo de 1916, tomando un frasco de morfina. En esta difícil situación fue nuevamente rechazada por sus padres.

En Buenos Aires
En junio de 1916, Teresa inició un viaje sin retorno. El poeta Vicente Huidobro la ayudó a escapar del convento y abandonó Chile, embarcándose hacia Buenos Aires.Entró al círculo intelectual de esa moderna ciudad, convirtiéndose en una de las pocas mujeres que frecuentaban la bohemia bonaerense.
Sus sueños de escritora se concretaron. En abril de 1917, cuando tenía solo 24 años, apareció su libro Inquietudes Sentimentales y, el mismo año, Los Tres Cantos. Ambos fueron elogiados por la crítica.

Se va a Nueva York
Teresa no pudo huir de una especie de sino: un joven admirador suyo, llamado Horacio, de 19 años, se suicidió debido al desaire de Teresa. Este hecho marcó, incluso, su prosa.Se dirigió a Nueva York con el objetivo de alistarse en la Cruz Roja, y tras una dura travesía, llegó el 3 de enero de 1918 a esa ciudad. Allí fue acusada de espía alemana y enviada a prisión, lo que la hizo abandonar su objetivo. Su nuevo destino fue España.Teresa de la Cruz.
En la bohemia madrileña inició una gran amistad con los escritores Gómez de la Serna, Gómez Carrillo y el chileno Joaquín Edwards Bello, convirtiéndose además en la musa de Ramón Valle-Inclán.
En Madrid publicó "En la Quietud del Mármol", con un prólogo de Gómez-Carrillo, y Anuarí, prologado por Ramón Valle-Inclán. Allí, también, tomó el seudónimo de Teresa de la Cruz."Mi destino es errar".
La vida itinerante de Teresa Wilms no cesó. En agosto de 1918 regresó a Buenos Aires, donde publicó la colección "Cuentos para los Hombres que son Todavía Niños" (24 de febrero de 1919).El 10 de junio de 1919 se embarcó rumbo a Europa, arribando a Londres el 26 de junio. De ahí volvió a España, donde se reunió con sus antiguos amigos e intercambió misivas con Valle-Inclán.
Sevilla, Córdoba y Granada fueron sus nuevos destinos. Al salir de Buenos Aires, había señalado en su diario: "He huido de Argentina porque mi destino es errar".El encuentro con sus hijas: "...unos ojos de una profundidad increíble".
En 1920, Teresa se trasladó a París, donde se enteró de que su suegro había sido nombrado en un cargo diplomático en la ciudad luz, y que viajaría hasta allí junto a sus nietas, las hijas de Teresa.
Después de 5 años de separación, pudo reencontrarse con ambas niñas. Elisa tenía casi 9 años, y Sylvia 6 años y medio "Con mi hermana y 'mi mamita', íbamos por Les Champs Elysées cuando se detuvo un taxi y nos hizo señas una mujer con una capelina negra. Nos acercamos. Yo la quedé mirando abismada de su belleza. Tenía unos ojos de una profundidad increíble. No sabía que era mi madre. Se acercó para abrazarme y me dijo: '¡Mi amor, yo soy tu mamá...!'", recordaría Sylvia después.
Teresa logró verlas dos días a la semana, gracias a las gestiones de algunos diplomáticos.El enorme dolor de separarse de Elisa y Sylvia.
Sin embargo la felicidad duró poco; llegó el momento en que las niñas Balmaceda debían volver a Chile con sus abuelos. El dolor se apoderó de Teresa, quien decidió encerrarse en su habitación de la Avenue Montaigne.
Casi no comía, fumaba en exceso y tomaba medicamentos para adormilar sus sentidos.Escribió en su Diario: "Me siento mal físicamente. Nunca he tributado a mi cuerpo el honor de tomar su vida en serio, por consiguiente no he de lamentar el que ella me abandone. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había. Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido".
En vísperas de la Navidad de 1921, Teresa tomó una alta dosis de somníferos, lo que alargó su agonía desde su ingreso al Hospital Laënnec, el 22 de diciembre, hasta su deceso el día 24, cuando tenía sólo 28 años de edad.

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